-Usted siempre tan magnánimo, don Fulgencio... Vengo algo sudoroso; está tan lejos esta casa... Se pierde mucho tiempo en recorrer espacio...
-Casi tanto como espacio que se pierde en pasar el tiempo... ¿Y que tal va el papel?
Don Avito queda confundido ante esta profundidad de hombre, y como al entrar en el despacho le salta a la vista lo de que "El fín del hombre es la ciencia"
-¿Y el fin de la ciencia?
-¡Catalogar el Universo!
-¿Para qué?
-Para devolverselo a Dios en orden, con un inventario razonado de lo existente...
-A Dios... a Dios...- murmura Carrascal.
-¡A Dios, sí, a Dios!-repite don FUlgencio con enigmática sonrisa
-¿Pero es que cree usted en Dios?-pregunta con alarma el otro
-Mientras Él crea en mi...
Amor y pedagogía, Miguel de Unamuno
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