sábado, 21 de agosto de 2010

Finalicela usted mismo/a

Hoy traigo algo nuevo, espero que les guste:

Allí estaba una vez más frente a aquella puerta que durante tantas horas le había hecho compañía tiempo atrás. Lentamente se acercó a la puerta y agarró con firmeza el llamador y
súbitamente quedó paralizado.

¿Seguiría viviendo allí? ¿Que haría si no fuese así y al abrirse la puerta apareciese una pareja de dulces ancianitos?
¿Y si seguía viviendo allí? ¿Que haría entonces? ¿Estaría aún sola? ¿Que haría si al abrirse la puerta apareciese la cabeza de un niño regordete que tras mirarlo de arriba a abajo gritase: ¡Mamá! ¡Hay un señor mayor en la puerta con ropa rara!?

Ya no solo era su mano, ahora todo su cuerpo estaba atenazado por el pánico mientras su cerebro se convulsionaba bajo una avalancha de preguntas sin respuesta. Entonces una nueva idea atravesó su mente como un rayo: Si aún no había llamado significaba que estaba a tiempo de soltar el llamador, dar un paso atrás y fingir que se había equivocado de puerta...

Y allí estuvo congelado durante segundos que parecieron horas hasta que finalmente retomó el control de su cuerpo y entonces...

Y como dice el título, ponganle un final a la historia. ¿Llamó? ¿No llamó? ¿Quien abrió la puerta si lo hizo?

Modificado 22/8/10:
"La esperanza es ese sentimiento que te embriaga desde que te levantas hasta que terminas el desayuno"

3 comentarios:

Ana Lógica dijo...

LLamó pero ella ya no vivía allí o eso parecía. Podría ser su acompañante el que abrió.
Nunca lo supo del todo, pero le bastaron segundos de taquicardia para asemejar esa sensación con la que sentía cuando ella le habría la puerta tiempo atrás.

Así termina la mía.

:)

Anónimo dijo...

Llamó a la puerta con mucho miedo, y fue ella la que abrió. Sin embargo, ella no le reconoció, y el dijo que se había confundido de puerta, pues no encontraba valor para saludarla.
Así termina para mi. :D

teologiadeS dijo...

Y no llamó, fueron nervios, fue desesperación, fue cobardía. No se atrevió porque en ese instante se dio cuenta de que era demasiado tarde. Ante un sentimiento derrotista se volvió, volvió a bajar las escaleras y cuando salió del edificio meditabundo se tropezó con ella.

Así termina para mi, las casualidades no existen y si no llama a la puerta y se te presenta otra oportunidad jamás la dejes escapar aunque no sepas como termina.

Un saludo