jueves, 10 de febrero de 2011

Política

EDITO:
Añadido nuevo artículo a enlaces de interés: LA CONCIENCIA INTELECTUAL de F. Nietzche.
No dejen de leerlo.

Perdón a todos y aviso al que tenga intención de leer: esta entrada no es bonita... y va para largo.

No, no me gusta la política, me gusta considerarme un ilustrado, un humanista concienciado, científico, aficionado a la historia, filosofía, psicología y todos sus derivados, me jacto de proclamar que la política no es necesaria.

Pero esto ya colma el vaso.

Ya he dicho que no soy ningún experto en política, tampoco lo soy en economía, y tampoco lo soy en ninguna otra disciplina del saber humano, soy de los que abarcan mucho y aprietan poco, pero el sentido común, eso no lo he perdido.

No voy a plantear en ningún momento las ideologías de nadie, y mucho menos los criterios éticos y morales que mueven a nuestros gobernantes, aunque bueno, gobernante es aquel que gobierna, y gobernar, lo que se dice gobernar... no están gobernando. No, no quiero hablar de ideologías porque para eso tendría que empezar por definir la mía, y por suerte, aúnno tengo nada claro cual es, por suerte, bebo de demasiadas fuentes y ninguna me sacia. Quiero hablar de realidades objetivas.

Mi memoria es corta demasiado para hablar de perspectiva histórica, por suerte, eso se puede suplir, hasta donde es físicamente posible, con estudio; estudio que nunca he descuidado. Nací en un mundo configurado ya, un mundo en el que la URSS ya no era tan siquiera una sombra de lo que fue, un mundo que dejó de girar entorno al Sol para girar entorno a su ego.
Cuando yo nací, la democracia en España era ya un hecho, no tuve que correr delante de los grises y siempre se me echó en cara de un modo u otro, no haber sufrido ninguna guerra o haber tenido que luchar por la libertad, es más, se me decía que la libertad me había sido dada por la lucha de mis ancestros, que nos lo habían dado todo hecho, que vivíamos en el mejor mundo en el que podríamos vivir, que todo estaba bien como estaba, y que cualquier cambio que hiciésemos de ese "statu quo" (perdóneme la RAE pero no me da la "Real gana" de escribirlo como ustedes piden) sería a peor; "Este es el mejor de los males, dejadlo estar".

Ahora soy un poco mayor, sigo siendo un crío, sigo sin haber corrido delante de los grises,(los de mi generación visten de azul, y al parecer, según dicen mis mayores, aunque hacen lo mismo que los grises, estos son buenos... claro, los pusieron ellos, ¿cómo van a decir que no son buenos sin son el fruto de su trabajo? ¿Acaso alguien ha cocinado alguna vez una comida que no fuese deliciosa a su paladar?) pero voy tomando conciencia de algo que al parecer pasa inadvertido para gran parte de mi generación, y totalmente inadvertido para las anteriores... acerca de las siguientes... cuando no puedas decir nada bueno sobre alguien, limítate a decir que son buena gente:
-Vamos a vivir en este mundo hasta que llegue el momento de nuestra muerte, no es hora de mirar para otro lado. Los principios de conservación de la materia y la energía no son nuevos, la teoría del caos tampoco debe sonarnos a novedoso, de la primera y tercera ley de Newton, mejor ni hablamos (tanta gente la usa que parece haberse convertido en un tópico recurrente entre profanos). En conclusión, podemos decir, y abrazando las palabras del "León" por no poder superar al gran genio: Que todos aquellos cambios que no revertimos, permanecerán así, y ningún cambio se realiza por si solo.

Ahora me siento en el cómodo salón de casa, una casa que no es mía, una casa que por suerte me permite la relativamente cómoda situación, en la que siempre nos ha mantenido el sudor de mis padres. Una casa que debo al antiguo régimen, y si digo al antiguo, porque decir que es el actual es poco menos que eufemístico, y decir que no debe ser el del futuro es, a estas alturas del mundo, una cobardía.
¿Y sabéis? Aquí sentado en el brasero podría ponerme a congratularme. Yo estoy aquí, nunca me ha faltado la comida, siempre he tenido a donde regresar, he tenido acceso a la sanidad y a la educación, no se me ha negado la posibilidad de discurrir acerca de política, filosofía ni religión, podría decir que tengo una vida cómoda y congratularme en ello. Podría congratularme más aún al pensar en todas aquellas personas que no han tenido estas posibilidades y decir: soy la cumbre de la creación, estoy en deuda con el mundo, podría pedir perdón a los dioses por cada niño que ha muerto de hambre mientras yo intentaba no comerme las espinacas, podría y debería hacerlo. Pero no es ese camino el que me trae aquí. No es mi labor lamentarme por todos aquellos que han sido desgraciados para que yo fuese dichoso, mi labor ha de ser asegurarme de que todos puedan ser tan dichosos como yo.

Hace algunos años, cualquier texto de este tipo habría estado plagado de referencias a los países subdesarrollados, a los países en conflicto, a las persecuciones por motivos étnicos, políticos y religiosos, en fin, a cosas que han existido desde el principio de los tiempos a las cuales el ser humano, nunca ha podido atacar, y en cuya derrota se ha sentido orgulloso de haber colaborado, pero que son cuando menos difusas, "líquidas" intangibles, luchas que por incapacidad de romper la cadena circular de desgracias, no hemos podido solucionar.

Ahora el problema es más cercano, ahora podemos ver estas situaciones en la puerta de casa, y podemos ir más allá, podemos verlas en una expansión exponencial, podemos ver el futuro más oscuro desde la caída de Roma, pero para verlo tenemos que abrir los ojos y mirar, y cuando lo hayamos visto debemos volver a recordar la primera ley de Newton: Cualquier cuerpo mantendrá su estado inercial si no actúa sobre él fuerza alguna exterior al sistema; pero para eso hay que abrir los ojos y mirar.

Y ahora miro un poco más cerca, miro a un mal menor, a un país desarrollado: centro mis ojos en España, un país de la comunidad europea, culmen de la evolución del sistema económico imperante en nuestros días y me da por pensar... Si nosotros somos los que están bien... ¿Cómo están los demás?. Miro a nuestro gobierno y siento pena.

Si alguien ha leído ya algún texto de mi autoría sobre el gobierno, sabrá que al hablar de gobierno, no identifico partido, identifico lo que dice la constitución: La soberanía del pueblo español recae sobre las cortes, cuyos miembros son elegidos por el propio pueblo español mediante un proceso de sufragio universal. Hecha esta aclaración y remarcando mi interés por mantenerme tan neutral como puedo, continuo.

Siento pena de nuestro gobierno y mucho peor, siento pena de nuestros gobernados: de nosotros.
Por suerte para mi idea de neutralidad, el análisis de la actualidad reciente, ha sido, para colmo de colmos, pactado entre lo que viene a ser nuestro particular caso de turnismo moderno, ahora sin pucherazos como en la época de Sagasta y Cánovas, pero... el mismo turnismo, así que adoren ustedes a un grupo de mentirosos o a otro, desen por insultados del mismo modo si mis palabras no les parecen ciertas.

Hablo ahora de acciones concretas, acciones concretas que cualquier cabrero ebrio encontraría de simple solución con algo de sentido común, nuestras reformas de las pensiones, nuestras leyes sanitarias, nuestras leyes sobre los derechos de autor, la privatización de nuestro espacio aéreo y como no, ahora que tan de moda esta la polución madrileña (oiga, que la polución madrileña me la enseñaron a mi cuando en 1991 fui de excursión al zoo de Madrid con el colegio, que nueva no es, que me entra un "noseque" de pensar en que es lo que están escondiendo detrás de la cortina de humo, que se me pone el cuerpo malo). Las soluciones políticas son claras, simples, lógicas... pero la lógica es un bien escaso, ¿Qué pensaría el bueno de Descartes al ver que la lógica es tan poco practicada?

Hablo de medidas opuestas a la solución.

Comenzaré con un enunciado básico:
"El gobierno ha de mirar por el bien de sus gobernados, no por el de sus gobernantes y nunca, digo nunca, por el de los gobernantes extranjeros, el único poder que tiene el gobierno, es el otorgado por los gobernados, no lo olviden; la soberanía no la otorga un partido político, una multinacional, un gobierno extranjero ni dios alguno... un gobierno que olvide eso, merece caer".

Y ahora aplicaremos ese enunciado a nuestros ejemplos:
Cuando un gobierno aprueba una ley sin preguntar a sus gobernados, ¿Porqué ha de esperar que los gobernados la entiendan y cumplan? ¿Por la gracia de qué dios son ellos caudillos para esperar eso?

Hablo ahora de la ley anti-tabaco, una ley que puede parecer una medida simple para recaudar impuestos, pero que algunos se empeñan en entender como algo más. No se cuantas veces me han ofrecido cocaína por la calle y no he visto a nadie ser multado por ello, pero ahora oigo que a una buena familia le quitan su medio de sustento por permitir a la gente hacer lo que la gente quiere hacer. ¡Me parece brillante! Y volvemos a la carga, no se ataca a nadie que pueda arrastrarte en su caída, se ataca a unidades sociales concretas, pequeñas, individuales, "pobres".
¡Oiga caballero! ¿Le he pedido yo a usted que entre en mi bar de fumadores? ¡No me deje usted fumar en el suyo de no fumadores y cortésmente haré la más educada reverencia y apagaré el cigarro antes de entrar! ¡Haga usted el favor de respetar mi casa!

¡Oh! ¡La ley de economía sostenible! ¡Cómo me gusta esta ley! ¿De veras? ¿En serio? ¿Estamos hablando en serio sobre esa ley? No acabo de entenderlo, quiero decir, me considero creador, creo poco y mal, y lo poco que creo, lo entrego a quien lo quiera leer, tengo un blog con copyrleft, dejo mis poemas en los asientos del metro para que alguien pueda leerlos, y en cuanto a la poca cultura que tengo, Dios sabe que la difundo tanto como puedo sin pedir la más mínima compensación. Entiendo que haya gente que quiera vivir de ello, a mi me gustaría vivir de aprender tanto como fuese posible, ¿Entienden ellos eso?

Entiendo el daño que hago al no pagar a alguien por el trabajo que ha realizado, pero por algún absurdo motivo, entiendo mucho mejor como sufre ese hombrecillo mal vestido que ambienta a los paseantes de la calle ancha con su guitarra cuando la gente para a escuchar todo su repertorio y no le entrega las monedas que necesita para cenar, a lo que sufren nuestras estrellas mediáticas desde sus casa de Miami o la Moraleja. ¡Quizás sea porque tengo seguridad de que uno de estos grupos tiene sentimientos y lo dude del otro! ¿Hay que premiar la creación? ¿Hay que incentivarla? Sin duda alguna, pero por Dios, incentivadla como debe hacerse.

El repaso continúa, si has llegado hasta aquí recuerdame que te invite a una cerveza, café, cena, comida o desayuno por el tiempo dedicado, te aconsejaría que hicieses un descanso, ahora vamos a entrar en motivos económicos.

Por ser menor su complejidad, hablaré en primer lugar de nuestra "polución Diesel"
El tema tiene por donde afrontarse, y casi merece un tratado completo para analizar todos los palos de ciego que estamos dando.
En primer lugar esta lo que desde que hace muchos años es sabido: a la hora de economizar por unidad de masa transportada, el vehículo privado es un disparate, y si se puede ir más allá, barco y ferrocarril, ambos casualmente medios de locomoción que (tras una transformación energética que contamina tanto como cualquier otra) utiliza motores eléctricos, son mucho mejores... ¡Coñe! ¡Como los coches eléctricos pero desde hace unos 150 años!
Luego llega el momento de llorar, ¡Hay mucha polución! ¡La culpa es de los coches!
¿De cuales? ¿De los que habéis estado promocionando con dinero público para incentivar su venta y así hacer un favor a los fabricantes automovilísticos o de otros?
Y ahora llega vuestra mágica solución: ¡Subamos el precio de los carburantes!
Claro, es lo más lógico, teniendo en cuenta que cada año encarecéis más el transporte público, no cabía esperar otra propuesta de solución, a ninguno se os ocurriría cerrar el tráfico urbano a vehículos privados y convertir el transporte público en un servicio social... no, eso sería lógico.
¿Y que pasa con la gente que vive de los combustibles? Pues que investiguen medios energéticos nuevos, y ya de paso, que algunos se metan a taxistas, que a esos pobres que siempre acaban siendo cabeza de turco de las subidas tarifárias, les va a faltar gente cuando se cierre el tráfico de los centros de las ciudades.

Y no queda ahí la medida, no proponen gravar el vehículo Diesel, no proponemos favorecer la compra de otros tipos de vehículos que contaminen menos, no, oiga no, cómprese usted un vehículo Diesel y cuando ya lo tenga compradito, apechugue usted la subida del precio de los combustibles. ¡Así solucionamos el problema! ¿Qué problema? ¡Pues el de los beneficios del Banco Santander que no están siendo lo suficientemente altos! ¿Qué? ¿Qué no era ese el asunto? ¡Pues no nos habíamos enterado oiga!

Y ahora nos sentamos a discurtir los problemas de las pensiones...
¡A Dios pongo por testigo de que me presento a mi mismo como el mayor enemigo del sistema económico en el que vivimos! Pero bueno, aceptemos por un momento que tengamos que apechugar con él, y veamos las soluciones a las que este se presta.

Por si alguien no se ha enterado aún (cosa que dudo dado el alto perfil cultural de los escasos lectores de este blog) vivimos en un régimen capitalista; los regímenes capitalistas fundamentan su supervivencia en el consumo, el consumo es posible gracias a la liquidez de los usuarios, anteriormente llamados gobernados, la liquidez es una consecuencia directa de una buena retribución salarial, que tiende a ser consecuencia del éxito de una empresa, éxito que se debe a un abundante consumo de los bienes y/o servicios por ella producidos, consumos que estarán directamente ligados como ya hemos dicho, a la liquidez del usuario... ¿Se ha visto ya el comienzo y el final de la cadena verdad?

Así pues, hemos afirmado que lo único que mantiene en pié un sistema económico de corte capitalista es el consumo, consumo que solo es posible... ¿Entendemos ya lo que esta fallando cuando los empresarios entienden que menores sueldos para el personal conllevan mayores beneficios sin entender antes que los beneficios provienen de los sueldos ajenos? ¡Pues hay gente que no! ¡Y gobiernan el mundo oye! Qué se dice pronto pero no es poca cosa.

Y ahora vamos más allá, más gente trabajando, con una mayor liquidez lleva a un mayor consumo, un mayor consumo son mayores beneficios... un mayor consumo conlleva por si mismo una mayor recaudación tributaria, pero es que unos mayores beneficios también... es que no tiene parte mala.

Ahora nos encontramos con un país como este, un país que roza el 23% de desempleo (digo desempleo porque parados parados... yo parado no estoy, yo me muevo, que no sirva para nada es otro asunto, pero no me llame parado que me suena despectivo señoría) en el que el desempleo juvenil supera el 38% y para solucionar esto, suben ustedes la edad de jubilación, porque claro, no existe ninguna empresa que introduzca a trabajadores jóvenes para suplir las jubilaciones.

Ustedes se frotan las manos y comentan:
La esperanza de vida ha aumentado, ya no es suficiente que una persona cotice X años para pagar los años que va a vivir desde que se jubile hasta que muera, ahora tiene que trabajar más, vamos usted elige, o va trabajando más o va viviendo menos (les ha faltado decir).
Por si alguien no lo sabe, esto funciona del siguiente modo:
Cuando tu trabajas (teniendo contrato quiero decir) una parte proporcional a tu sueldo, es entregada en tu nombre, por tu empresa, a las arcas de la seguridad social, este dinero va destinado, mayoritariamente, a cubrir tus necesidades sanitarias, tu ayuda al desempleo y tu jubilación.
Tu jubilación, o mejor dicho, tu pensión, es un sueldo cuya cuantía oscilará entre unos valores mínimos y máximos dependiendo del dinero que hayas cobrado, siendo así, proporcional al dinero que hayas ido pagando cada mes que hayas trabajado. Mayores sueldos implicarán mayores pensiones; hasta un límite de 32.068,26 € anuales.

El sueldo que cobres no queda limitado, y la parte de este que será entregada a las arcas de la seguridad social, será siempre proporcional a este, esto deja claro que una persona que cobre mucho contribuirá más a las arcas del estado que una que cobre poco, y habiendo un límite para la pensión máxima, cuantas más personas cobren sueldos muy altos, mayor beneficio neto para las arcas del estado. Por supuesto, a falta de esto, cuantas más personas estén cotizando, por poco que sea, mejor.

Poco falta por añadir, ya se ha dicho al principio, el sueldo que cada empresa puede dar depende de sus beneficios, dichos beneficios dependen del consumo y de su productividad. Sobra decir, a todo aquel que tenga la suerte de haber conocido a sus abuelos que la productividad de una persona decae con la edad, y la productividad de una persona de 67 años, con todo el respeto del mundo hacia nuestros mayores a los que les debemos nada menos que la vida, es nula. Nula productividad conlleva menos beneficios, etc.

No hace falta ahora que termine de decir como se soluciona el problema de las pensiones, a estas alturas sobra, pero no me gusta dejar las cosas a medias, así que, aunque solo sea por egocentrismo.

¿Porqué absurdo motivo, ¡oh amados y magnánimos gobernantes!, no incentivan ustedes el empleo y una subida de los salarios en lugar de aumentar la productividad mediante la incorporación de trabajadores jóvenes y formados al mercado laboral deciden eternizar a gente que ya se ha ganado un merecido descanso y que ya poco puede aportar?

¿Porqué ustedes en lugar de aumentar los salarios e incentivar el consumo, subvencionan expedientes de regulación de empleo?

Y lo que es peor, ¿Porqué nosotros que sabemos que hay que ponerle freno a todo esto nos quedamos en casa mirando al techo pensando: "podría ser peor"?


Si has llegado hasta aquí, no te debo ya un café ni una cerveza, te debo un viaje a Disneyland, y siento tener que decirte que me veo obligado a repetir una palabras que ya he dicho:

"El gobierno ha de mirar por el bien de sus gobernados, no por el de sus gobernantes y nunca, digo nunca, por el de los gobernantes extranjeros, el único poder que tiene el gobierno, es el otorgado por los gobernados, no lo olviden; la soberanía no la otorga un partido político, una multinacional, un gobierno extranjero ni dios alguno... un gobierno que olvide eso, merece caer".


2 comentarios:

Irene Bebop dijo...

Estoy de acuerdo con casi todo (quitemos lo de la ley antitabaco, y eso de "¿Acaso alguien ha cocinado alguna vez una comida que no fuese deliciosa a su paladar?": yo, muchísimas veces, porque soy un asco en la cocina).

Ahora te digo que soy pesimista, y que si bien estoy segura de que hay muchísima gente que estaría dispuesta a cambiar este mundo si pudiera hacerlo cómodamente desde el sofá de su casa, gritando REVOLUCIÓN REVOLUCIÓN con las manos escondidas debajo de la enagüilla (y me incluyo, porque ir a unos pocos encierros y manifestaciones contra Bolonia no me ha convertido en activista ni en el Che Guevara aunque algunos creen que a ellos que sí), no le veo ninguna salida a esto, ninguna solución, muy peor tiene que ponerse la cosa para que el pueblo se levante (aunque quien sabe, tal vez con la ley sinde estalle algo, aunque sea desde los anónimos de 4chan en los sofás de sus casas con una mano bajo la enagüilla y otra en el teclado...).
Nos vamos a pudrir entre toda esta mierda y punto, porque nos lo merecemos. Tenemos los gobernantes que merecemos y tenemos el mundo que nos hemos currado. Así que nada, ojalá explotemos pronto, y si no tendré que quemar el mundo de verdad, cojones.

PD. Qué apocalíptico todo, ojalá me equivoque wei.
PD2. Me debes una una cerveza en Disneyland, mala suerte, me has pillado aburrida.

Irene Bebop dijo...

(Para que te creas que me lo he leído todo me gustaría comentar punto por punto, pero a la mayoría de los puntos tengo poco que añadir, bien porque estoy de acuerdo con lo que dices o bien porque no controlo el tema, y a mí me han enseñado que en boquita cerrada no entran moscas. Así que te ruego que confíes en mi palabra ciegamente, porfi, que nunca he ido a Disneyland.)