sábado, 23 de julio de 2011

Sentir una vez más la soledad de esa tenue sombra que proyecta la colilla encendida, ver a través del tiempo en cada calada, comprender que pasado y futuro son poco más que el humo que escapa de tus labios y aprender que cada calada me acerca un poco más a esa inevitable muerte que es al mismo tiempo, definitivo final y eterna vida para impuros y fieles por igual.


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