viernes, 5 de agosto de 2011

Aquella extraña noche, una luna borracha y solitaria lucía su demacrado aspecto de bohemia trasnochada al ritmo en que sus tacones tropezaban en cada paso con aquel vestido. Entre susurros su boca murmuraba aquella canción de Gardel que reza:
"...adiós muchachos compañeros de mi vida..."

Entre el gentio, que se apartaba de su camino al verla pasar se alzó una inocencia que tomandola la mano preguntó:
"Luna de mis amores, acompañame hasta el amanecer y te daré ese niño que la canción te arrebató"


Pd:

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