...perdido en aquella extraña noche, aquel pobre hombre no pudo más que aceptar la realidad de lo que tenía ante sus ojos: aquel verano estaba ya herido de muerte y no podría recuperarse de sus lanzadas.
Pese a la amargura de aquella realidad, una voz calmaba sus pensamientos: El verano no podía morir, al verano no se lo puede matar, por definición, el ave Fénix es inmortal. Volverá y volverá año tras año con los abrasadores alisios cantando al mundo entero con voz de cigarras y grillos.
Sin embargo, no serían los mismos grillos. Estos grillos morirían este año dando paso a los que anunciarán la próxima cosecha del trigo. Contarán igual, y al verano poco le importará que sean otros, pues al ciclo eterno de las estaciones, poco le importa la efimeridad.
Y así sentado, aceptando la verdad, comprendió también otras muchas cosas...
Pd: Recomendación de la semana:
Stultitiae Laus ( Elogio a la locura) Autor: Erasmo de Rotterdam. ¡No dejeis de leer! ¡Que os quiten la vida pero no los libros!
1 comentario:
Muy bonito.
Publicar un comentario