jueves, 13 de octubre de 2011

Sueños retocados

A modo de aclaración, baste decir que algunas veces uno tiene sueños increíbles, sueños demasiado íntimos para ser compartidos pero que con algún que otro retoque, haciendo de ello algo más literario, puede quedar bien... y este es uno de esos relatos, a caballo entre el sueño, la realidad y la ficción literaria:

...aquella asfixiante situación había comenzado a hacer mella mi estado anímico. Comenzaba a dudar sobre si realmente aquello era una cita a ciegas o si mis amigos habían decidido venderme como esclavo a aquella mujer que se escondía tras los profundos ojos negros del otro lado de la mesa.
Desde el mismo instante en que habíamos entrado en aquella cafetería ella se había hecho con el control total de la situación con total naturalidad. Era de ese tipo de gente para la que la dominación es un acto reflejo.

Parecía imposible librarse de aquel férreo cepo que su lenguaje corporal había puesto sobre mis hombros, daba igual lo que intentase, cualquier gesto, cualquier palabra o cualquier mirada eran rápidamente subyugados casi sin esfuerzo.
<< Bueno, ¿y que te gusta hacer? >> dije tímidamente en un patético esfuerzo por romper el bloqueo <<Pues me gusta hacer lo que a todo el mundo>> respondió soltando levemente las riendas de la situación <<vamos, me gusta que me quieran>>.
Jamás hubiese esperado una respuesta así de ella. Por algunos segundos la imaginé como una niña asustada ante la idea de que algo a su alrededor no estuviese bajo su control, aunque este pensamiento se esfumó instantes más tarde cuando su boca volvió a abrirse << Me gusta que me quieran, y me gusta que lo hagan de diferentes modos, a mi cuerpo lo amarás como quieras cuando tengas oportunidad de hacerlo pero... >> <<¿Pero?>> Me atreví a interrumpir. << pero a mi mente la amarás como yo te diga, cuando yo te diga y sólo porque yo te lo digo, la amarás sin preguntas ni quejas>>.
Entonces quedé totalmente paralizado. Con sólo unas palabras había pasado de ser dueña de si misma y dominar el terreno a apoderarse por completo de mí, en cuerpo y alma, sin siquiera molestarse en pedir permiso.
En los siguientes minutos me resultó imposible pronunciar palabra hasta que, quizás harta de esperar, volvió a hablar <<Ahora recoge las cosas, nos vamos ya>> <<¿A dónde vamos? quiero decir, ¿a dónde vas? ¿porqué debería ir contigo?>> << Te he dicho que me amarás sin preguntas ni quejas, y esta es la última vez que respondo una. Nos vamos a mi casa y no saldremos de allí hasta mañana, llama a quien tengas que llamar antes, apaga el móvil y no vuelvas a abrir la boca >>.

Pd: Ruego disculpen la forma de anotar los diálogos, me lo ha pegado cierto escritor.

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