viernes, 2 de diciembre de 2011

Sin permiso de nadie

Y te vuelves a colar esta noche en mis sueños (como no recuerdo cuantas noches ya) y lo desordenas todo. Me llevas a lugares a los que nunca iría por propio pié, me reúnes con gentes a las que nunca prestaría la menor atención y me obligas a pensar, a la mañana siguiente, cosas que nunca pensaría. ¿Porqué es tan difícil pedir permiso? ¿Porqué no llamas antes de entrar? 
Quizás es verdad, que si supiera que vienes no abriría la puerta, por eso lo llaman intimidad.
¿Qué va a ser de mi si puedes entrar hasta en mis sueños más profundos aún sin proponértelo?

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