Ella estaba allí, sentada en el sardinero, de espaldas al sol, me miraba, y sonreía, se que sonreía aunque el Sol no me dejara ver su rostro, era ya mayor, mucho mayor de lo que a cualquier mujer le habría gustado ser, pero sonreía...
Como decía un gran hombre "aveces algo te eriza la piel y te rescata del naufragio"
Te esperaré pequeña, no se tu nombre, no conozco tu rostro, no pude oir tu voz, tan solo se que existes, y estoy tan seguro de ello como de mi propia existencia, se que estas ahí fuera en alguna parte buscandome, quizás tu me hayas visto a mi en tus sueños y la felicidad te embriague como me embriaga a mi...
Un saludo mi desconocida enamorada.
2 comentarios:
Ay.. quien sería ese gran hombre :)
Yo haría lo mismo.
Esta es tu mejor entrada desde mi punto de vista, además es una de esas historias que yo identificaría conmigo.
Un besito
y se me sale dando pedales sin mi permiso una lagrimilla...
Odio los domingos melancólicos...
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