-Tú no tienes nombre y yo tampoco tengo nombre. No hay nombres. Aquí no tenemos nombre.
-¿Estás loco?
-Es posible que lo esté pero no quiero saber nada de ti. No quiero saber donde vives, ni de donde eres. No quiero saber absolutamente nada de nada. ¿Me has comprendido?
-Me asustas.
-Nada. Tú y yo nos encontraremos aquí sin saber nada de lo que nos ocurra fuera, ¿de acuerdo?
-Pero, ¿por qué?
-Pues porque…aquí no hace falta saber nombre, no es necesario. ¿No lo comprendes? Venimos a olvidar, a olvidar todas las cosas, absolutamente todas. Olvidaremos a las personas, lo que sabemos, todo lo que hemos hecho. Vamos a olvidar donde vivimos, olvidarlo todo.
-Yo no podré, ¿tú si?
-No lo se. ¿Tienes miedo?
-No.
-El último tango en París-
Crítica "Acinematográfica": Marlon Brando nunca defrauda; de estética oscura, con personajes dificilmente comprendibles y dialogos sublimes. No dejen de verla
2 comentarios:
En algunos momentos daría lo que fuera por ser otra persona, una persona que no sabe, no entiende, solo vive.
Saludos.
Me la apunto porque nunca la vi, entonces no puedo dar mi opinión.
Un saludo
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