jueves, 24 de febrero de 2011

primeras lineas

Siempre el mismo banco, siempre el mismo humanoide rojo mirando al infinito, el mundo alrededor del protagonista cambiaba continuamente, pero como decía Botticelli: los paisajes carecen de importancia.

Allí estaba otra vez mirando a ese horizonte que sólo él podía ver.

-Los muñecos de felpa no deberían fumar, tú imaginate que se te cae el cigarro y sales ardiendo.
-Tranquilo, esta apagado-
contestó volviéndose hacia mi.
-¿Y se puede saber el motivo que te lleva a tener un cigarro apagado en la boca?
-Encenderlo sería un desperdicio, estoy relleno de goma espuma; no tengo pulmones.

Debo admitir que en aquel momento el razonamiento me pareció demasiado obvio para discutirlo, aunque tiempo después me hizo recapacitar sobre el destino de todos aquellos cigarros que le había ido prestando a lo largo de los años.

-¿Qué haces aquí sentado?-pregunté.
-Estoy escribiendo una carta, me esta costando mucho, llevo ya más de 2 horas y no consigo acabarla.
-¿Me dejarías echarle un ojo? Quizás pueda ayudarte.

Elmo me alargó un folio en blanco en el que solamente ponía 21 de Febrero de 2011 y una linea entrecomillada a modo de título: "Murmullos quedos".

-Umn, no veo que hayas escrito mucho... ¿Murmullos quedos? ¿Vas a duplicar títulos?
-No, no duplico títulos.
-Pues recuerdo perfectamente haber leído un poema tuyo con ese título.
-Bueno, lo escribí para alguien, a ese alguien no le interesa el poema. Como decía mi abuela: Corta por lo sano y recupera lo que puedas. El título era bueno, así que lo he conservado.
-¿Y esto es todo lo que tienes de la carta? ¿La fecha y el encabezamiento?
-Si, cuando consiga escribir las primeras lineas el resto de la carta fluirá desde el interior del rotulador, pero las primeras lineas son las más complicadas; siempre.
-¿Estas deseando contarme tu teoría sobre las primeras lineas? Habla hombrecillo.
-Las primeras lineas de una carta, de cualquier texto son las más importantes, son la primera impresión que recibirá la persona a la que va dirigida, no hay segunda ocasión para dar primera impresión, segundas partes nunca fueron buenas... para algunos la diferencia puede ser nimia, pero si paras a pensarlo, aunque cumplen la misma función, un "hola" no la cumple igual que un "buenas tardes" ni que un "¡Ey!" y ni siquiera se parece a un "¿Que tal guapísima?", ocurre igual con los apretones de manos, o cuando saludas a una chica, las hay que te darán dos simples besos, algunas apoyarán su mano en tu hombro, otras en tu cintura... Vale la pena malgastar tantas horas como sea necesario en un buen principio.
-Y no has pensado que mientras decides ese principio la persona a la que diriges esa carta sigue viviendo, ¿Verdad? No te ha dado por pensar que el tiempo sigue su ritmo mientras decides como saludarla, no piensas en que en el tiempo que inviertes en decidir eso ella sigue en movimiento, que no va a detenerse a esperar una carta que ni siquiera sabe que existe... ¿No te ha dado por pensar que el 50% de la primera impresión depende de la persona que la recibe y no de la persona que la da?.
-Creo que empezaré diciendo: ¡Ey! ¿Qué tal guapísima? o... ¡Hola! ¡Muy buenas tardes guapisíma! o... ¡Hola guapísima! ¿Qué tal llevas la tarde? o...

Elmo comenzó a divagar, a realizar toda clase de posibles principios, no podía saber cuando iba a acabar, así que allí quedó, sentado en su banco, con su cigarro apagado y su folio aún en blanco.

2 comentarios:

Ana Lógica dijo...

Yo también leí un poema con ese nombre.



p.D: Toy Story te dejó huella :P

teologiadeS dijo...

No es tan importante el principio como lo es el final, el principio invita si te agrada a seguir leyendo pero el final te deja con la sensación, con la impresión de aquél que escribía.

Un saludo.