jueves, 9 de agosto de 2012

Todas las economías retroceden

Anuncian hoy varios medios, aún a la espera de los datos de Eurostat, de los procesos de recesion (en el caso francés) y perdida de crecimiento (en el caso alemán) que sufren actualmente los diferentes países de la zona euro, incluso China esta dejando de crecer.

En términos económicos todo esto tiene muy fácil explicación, pero ya saben ustedes, somos españoles, y como los españoles solo sabemos de bares y de fiestas, por no faltar a los prejuicios de esos cabezas cuadradas germanos ni de esos afeminados franceses, pues hablaremos de bares y de fiestas.

"La parábola del parroquiano en ruina"
Todos los que hemos pasado el suficiente tiempo en un bar, sobretodo aquellos que alguna vez hayamos desayunado y cenado en el mismo bar, conocemos la figura del parroquiano.
Si, me refiero a ese hombre entrado en años que religiosamente asoma la cabeza por la puerta del bar a eso de las 9 de la mañana y que no se marcha de allí hasta la hora de cierre. Su dieta, basada principalmente en anises, coñacs, carajillos y dejar fiado no es ni mucho menos saludable para él, ni para el negocio, y pese a todo, todo bar de calidad tiene uno.
Podemos pensar, y seguramente no nos equivocaremos al hacerlo, que ese hombre no produce beneficios para el bar, que apenas paga una fracción de lo que se bebe, y sin embargo, esta ahí siempre. Quizás no sea capaz de mover capitales, pero mueve material, vacía botellas, causa nuevos pedidos, da conversación, agobia a la veinteañera de la barra, cabrea a algún espontaneo (el parroquiano conoce su parroquia), en fin, como se suele decir "da vidilla al bar"
Ese parroquiano tiene la fea costumbre de ser el hombre con más problemas sobre la faz de la tierra, suelen echarlo del trabajo e incluso de casa, por lo que normalmente, su economía es algo irregular, por no decir completamente disonante, una característica genial para acumular deudas.
Un día ese parroquiano no vuelve a aparecer, quizás ha muerto, quizás su mujer se ha hecho cargo de la pensión y no le da "dinero pa vinos" o incluso puede que el camarero, cansado de ver la cuenta crecer y crecer le ha cerrado la puerta.
Todo es alegría y felicidad, nadie deja cuentas sin pagar ni espanta a los jóvenes nuevos clientes, la camarera también respira más tranquila, pero luego llega el día siguiente, o el mes siguiente. Los nuevos clientes no vuelven más allá del 4º día, la cuenta no crece, pero la caja tampoco se abre, y poco a poco, se van reduciendo los pedidos a proveedores de según que bebidas, que cada día resulta más difícil encontrar en el mercado porque ya nadie bebe anís a las 8 de la mañana (se de algunos que si)

Entonces alguien se da cuenta de que lo que al principio era un problema del parroquiano, ese no tener dinero, se ha convertido en un problema de todos, el camarero que tiene que subir los precios empieza a ver que los clientes dejan de entrar, el repartidor ya no consigue llenar del todo la furgoneta "dejándose un pico en gasolina"  e incluso los demás clientes ven que, ahora que falta "el borracho" los números de sus cuentas parecen más rojos y su alcoholismo más preocupante.

Ahora cambia al parroquiano por unos cuantos países "perifericos" (periféricos ¿de qué? ¿del ombligo de alguién? ¡El mundo es redondo! ¡Tiene un centro del que todos somos perifericos!)
Al bar por los supermercados y bancos de los países "centrales" y al repartidor por las empresas de esos mismos países.

Economics are easy!

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