miércoles, 30 de enero de 2013

Politca apolitica

Quizás la clave del problema de la corrupción en España no sea la corrupción, sino la destrucción de todo posible respeto a la figura del político.

No se me entienda mal, siempre he dicho y diré que gusto de pensarme anarquista, y el anarquismo, al menos en teoría, no necesita de políticos (o mejor dicho, requiere que todos y cada uno sean políticos). Mi preocupación va un poco más allá.

Por mucho que nos guste excusarnos a los que no hemos querido los sistemas políticos que no ha tocado vivir, y por mucho que puedan henchir el pecho los que piensan que los han impuesto, antes de nada, hay que admitir una dura verdad: ningún gobierno, por muchas armas o dinero que tenga, se mantiene sin cierto nivel de apoyo popular.

Las dictaduras han sido muy hábiles en este asunto buscando ese apoyo popular en el miedo a las consecuencias, pero el mundo no ha visto ninguna perdurar. Las democracias, por el contrario, para mantenerse, han de buscar dicho apoyo popular en otros medios.
Lo idóneo, eso que a todos los demócratas os/les gusta pensar, es que ese apoyo germine en la observación directa de los frutos del buen gobierno... pero la realidad, al menos en el caso español, es que dicho apoyo nunca ha provenido de ahí, sino del miedo a lo que podría hacer, hace o ha hecho el otro, es decir, en España el voto mayoritario, es un voto de castigo.

Esta estrategia simplifica mucho el trabajo del político pero está ,por definición, condenada a agotarse: si tras cada castigo el césped no vuelve a crecer, tarde o temprano, no quedará césped, y ahí viene el auténtico problema:
¿Qué sistemas políticos son aquellos que echan raíces dónde ya no hay césped? ¿Qué sistemas políticos no necesitan de políticos? ¿Cuales son los sistemas de gobierno "apolíticos"?
A esta respuesta sólo queda nombrar a dictaduras de cualquier índole, dónde existe aún la política de Aristóteles pero no la de Sócrates o esa utópica anarquía para la que la humanidad nunca estará preparada pues requiere, ante todo, la ruptura con los roles sociales que tanto gustan a quién no quiere pensar demasiado (es difícil saber que hacer si nadie te ha dicho que eres).

Cuando se repudia la clase política, se abona el campo de las malas hierbas.

¿Pero se puede culpar a alguien hoy de no confiar en la política que ni tan siquiera se preocupa de hacer política?

No, pero si se puede culpar a todos aquellos que han llevado a "ese pueblo" a no confiar:
Cada segundo que un político defrauda al mundo, un joven general se acerca al atril, a cada momento en que el estado de derecho se tuerce hacia un lado una policía política esta un paso más cerca, detrás de una familia hambrienta corre la sombra de un delito.
Ninguna dictadura ha prosperado sin hambre, sin conflictos, sin desilusión, y no, no podemos culpar a esos dictadores de haber creado dicha situación, sino a esos que llaman demócratas mientras indulta, sobornan, extorsionan, chantajean o juegan al apalabrados, en fin, a todos aquellos que tras la fachada de la democracia, no se han preocupado de mantener viva la ilusión.

Y con todo el respeto, manda romanas, que tenga que venir yo a decírselo a ellos tratan de gobernar con ese "¡seño Charo! ¡yo no era el único que estaba hablando!" que aprenden muchos con 5 años.

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