Hoy Valle-Inclán se revuelve de gozo en su tumba mientras clama con su muerta y fanstamagórica voz ¡El Esperpento! .
Podríamos decir que poco podía saber el gallego manco de lo que ocurriría con su piel de toro en nuestros días cuando exclamó su Sobre la eterna noche del pasado se abre la eterna noche del futuro, y seguramente nos parecería bien, pero conocía muy bien sus noches de aquel entonces, y salvo por los nuevos coches y televisores, parece que España no ha cambiado nada.
Cualquier diálogo de la obra podría bastar para expresar la situación actual mejor que todos los tertulianos del mundo juntos, un simple ¡La tragedia nuestra, no es tragedia! seguido de un ¡Pues algo será! podría sustituir por completo horas y horas de sesiones parlamentarias.
Mientras tanto en las calles, exclamamos una y otra vez ¡El Esperpento! el gobierno podría excusarse en un Soy lo que me han hecho las leyes [...]Yo soy el dolor de un mal sueño. Y el propio Dios, si pudiese pasar por aquí, exclamaría con nosotros ¡El Esperpento!.
En fin, lean a Valle-Inclán, lean a los sabios, lean a Russeau, lean a Voltaire, no dejen de leer a Erasmo ni a Nicolas, quiten el polvo a sus libros... mientras haya sabios, habrá esperanza.
PD: ¿Alguien puede confirmarme lo del ERE de CCOO?
Pd2: Nada me honraría más que la posibilidad de que compartan las entradas
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