Para gustos los colores

Yo no me considero católico, pero tengo que admitir que la ascensión al poder de un nuevo papa no es un asunto puramente religioso ni puramente nacional; le pese a quien le pese, para bien o para mal, el obispo de Roma es probablemente la persona más influeyente del mundo en materia moral (o lo que ellos tratan como moral) y mil millones de católicos alrededor del mundo son un buen ejemplo de esta influencia.

Ayer un nuevo hombre ocupó el lugar de Pedro, un chico argentino con un pasado y un futuro no muy largo (al menos en este mundo, tiene 76 años), aunque lo que debererá juzgar la historia de su labor como papa es lo que haga a partir de ahora, de momento sólo podemos mirar al pasado y mirar esperanzados a una nueva apertura de la iglesia católica o sentir pesad por la llegada al poder de un nuevo Ratzinger. Como dice un amigo, ese Juan Pablo II que cerró infierno y purgatorio asegurando el cielo a todo el mundo no va a volver, pero quizás lo que venga no sea tan malo como lo que se ha ido.

Así que ahí surge una pregunta: ¿Qué Francisco I quieres ver?

En Paco podríamos ver a un universitario laico que un día tomó los hábitos, un jesuita que ha vivido, pese a tu puesto como obispo, del mismo modo en que vivía cuando era un simple sacerdote, un hombre que ha trabajado con los más desaforecidos en persona y que ha denunciado una y otra vez los excesos del capitalismo y las perdidas de derechos y libertad de las personas de un mundo que parece condenado al consumismo.

Pero también podemos ver a ese Francisco que no sólo no supo decir no a Videla sino que colaboró con sus estructuras de poder, a ese que proclama la homosexualidad como "trabajo del diablo" o que se opone rotundamente al uso del preservativo (pese a haber trabajado a pie de calle con enfermos de SIDA).

En cualquier caso, es una pregunta que se responderá a medida pasen sus años con la mitra, pero como dice Arturo Gonzalez en su columna de hoy, sería maravilloso ver a un papa usando la bici en vez del papamovil.