sábado, 16 de marzo de 2013

Cerrando fronteras


Desde que las primeras personas consiguieron una estructuración social suficiente para imponer un control claro sobre el territorio, el ser humano a soñado con convertir las fronteras en muros inexpugnables.

Paradójicamente, el ser humano ha conseguido superar muchas otras costumbres que fueron creados en aquellas sociedades mesolíticas, pero la territorialidad es algo que al parecer nos perseguirá hasta que un día explote el Sol y volvamos a ser átomos de hidrógeno.

En nuestros días esto va un paso más allá "del cerebro reptil" que algunos predican, es un estrategia política socialmente aceptada, porque en el amor y en la guerra SI hay normas, pero en la política no y aprovechar cualquier flaqueza del electorado es aceptable si se consiguen votos.

Ayer fueron los gitanos de Sarkozy, las propuestas ultranacionalistas de Amanecer Dorado, las propuestas de Falange y otros muchos, hoy es Suiza, donde el gobierno ya ha levantado medidas excepcionales contra búlgaros, húngaros, polacos, checos, lituanos, eslovenos y mucho más y dónde hoy se habla de levantarlas también frente a italianos, españoles y portugueses.

No creo mentir si digo que Suiza es el país mas aislacionista del mundo detrás de R'lyeh por lo que a nadie extrañarán estas medidas, pero la realidad actual no es la de los años cuartenta, y las consecuencias de dichas fronteras, que abarcaré con más profundidad cuando consiga poner orden a mis notas, son hoy mucho más preocupantes que en aquellos tiempos:

La economía suiza depende hoy en un 60% del mercado único para exportar sus productos y la libre circulación de trabajadores es una cláusula intocable del tratado schengen que regula el acceso a este.

Las consecuencias para Europa no son mejores, el 5% de la economía europea esta directamente ligada a Suiza y además es quizás uno de los países que actúan como contrapeso a la inmigración de los países periféricos hacia las economías centrales, aliviando así el estrés social de la constante llegada de nuevas personas a un ecosistema que no esta preparado, pero el asunto de fondo es quizás mucho más preocupante.

¿Cuando dejarán estas propuestas de ser atractivas? ¿Porqué renacen ante cada retroceso de la economía? ¿Qué hace pensar a la gente que en una economía tan sumamente interconectada el aislacionismo puede ser una medida saludable? ¿Cuando entenderá la raza humana que nunca hemos sido animales sedentarios? Y lo que es más importante, ¿cuando seremos capaces de ver más allá de las consecuencias económicas de la inmigración y advertir el factor humano subyacente? ¿Será suficiente cuando emigremos todos o seremos emigrantes que odian la inmigración?


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