jueves, 23 de mayo de 2013

No viví el franquismo

Yo no viví el franquismo, cuando yo nací Franco llevaba ya para 15 años muerto por la gracia de Dios, que de vez en cuando acierta.

Todo lo que conozco del franquismo es lo que me han contado. Me lo han contado mis padres, mis abuelos y algún que otro amigo suyo, y los libros de historia.

Sobre la primera fuente, pronuciarse es difícil, ellos se criaron a caballo entre los sesenta y los setenta, a tiempo para correr delante de los grises, y según los libros de historia, esta fue la época menos mala.

También me hablaron, muy poco, de ello mis abuelos. Ellos vivieron la guerra en una ciudad de frente cambiante y al acabar esta estaban demasiado asustados por el ruido de las bombas como para plantearse sinceramente que era el fascismo. No puedo culpar a un niño de cuatro años de no haberlo condenado tanto como no puedo culpar a ese mismo hombre ochenta y tantos años después; la infancia marca y el adoctrinamiento incluso más.

Sobre los libros, por desgracia en este mundo todo el que tenga dinero para editarlos los puede escribir.

Los libros serios hablan de un régimen represivo y fraticida, impuesto por la violencia y el miedo, consolidado por el adoctrinamiento, el aislamiento (al que aún hoy se puede achacar la ridícula capacidad del español medio para hablar otros idiomas) y la represión.

Los menos serios hablan de una gloriosa revolución para liberar a España de las garras de la herejía y los gulags, luchada con sangre de los auténticos patriotas, derramando la sangre de esos cerdos infieles que querían violar España a los que luego hubo que enseñar a comportarse correctamente y creer en Dios.

En cualquier caso, y leas el libro que leas, todos coinciden en que la llegada al poder de Franco se hizo mediante la violencia.

La violencia, hasta donde yo se, no es un método democrático (salvo que se quiera defender que cuantos más sean, más fuerza tienen para oprimir a los otros) y suele decirse que un sistema democrático tiene que condenar los métodos no democráticos o al menos, la violencia.

Nuestros varios gobiernos han condenado una y mil veces la violencia; hemos condenado a ETA e incluso hemos ido a Bosnia para impedir la violencia y a Afganistán e Irak a erradicarla en su raíz. ¿Qué es diferente en la violencia que llevó a los talibanes al poder de la que llevó a Franco? Ambos llegaron al poder mediante una guerra civil. ¿Sería  menos mala la violencia de ETA si derrocasen al gobierno e instaurasen un nuevo régimen?

Mientras tanto, siguen pasando los años y nadie hace nada. No lo hizo el PSOE cuando tuvo la mayoría y no lo hará el PP cuando la tiene. Aún quedan (y quedarán) muchos votos en manos de gente que no tuvo más remedio que sufrir el Ministerio de Educación Nacional como para arriesgarse a peder su apoyo.

En el fondo esto es ecologísmo; los cuerpos seguirán abonando preciosas cunetas donde crecen bellas flores, combatiendo quizás el calentamiento global y la deforestación.


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