martes, 23 de mayo de 2017

La Lola (I)

Se llamaba Lola y, sin duda alguna, tenía una historia... había de tenerla, pues todo el mundo tiene, cuando menos, una.

Yo la conocí en un instante, y poco después, prometí que contaría su historia... pero aquí, en este espacio de íntima confianza que da el lenguaje escrito, me veo forzado a reconocer que la desconozco por completo, y en lo que se refiere a Lola, más allá de su nombre, tomado prestado en el aire que salía de la boca de sus compañeras de trabajo, sus ojos marrones y su coqueta sonrisa, no la conozco más que cualquiera de vosotros. Quizás es por eso, por el desconocimiento, creo que la podría llegar a amar.

No obstante, siendo deuda lo prometido, y siendo yo hijo de muy honrado linaje, me dispongo a contaros su historia, avisando desde ahora, que todo cuanto escriba, tendrá tanto de real como un amor adolescente.

No cabe duda de que Lola, con sus recién cumplidos veinticinco años, hubo de tener veinticuatro el año pasado, y veintitrés el anterior, lo que inexorablemente nos lleva a no dudar de que en algún momento, Lola tuvo una infancia, como todos, con sus altos y sus bajos, sus peleas, sus amores, y en fin, con todo aquello que más temprano que tarde acabó modelando a la pequeña Lola que un día se convirtió en una pequeña adolescente.

Hago un pequeño paréntesis para avisar al lector que para su desgracia nunca haya tenido el placer de ver a Lola, que ella dificilmente fue, es o será, desde un punto de vista físico, una chica grande, por muy gran chica que pueda llegar a ser, por lo que desde ahora asumiremos que Lola ha sido, es, y será, pequeña y grande, en tamaño y valía respectivamente.

Habiéndonos ahorrado la infancia de nuestra protagonista, ya debería ir sospechando el buen lector que su pubertad va a caber en aún menos lineas.

La pubertad es para todos, y no menos para ella, poco más que un desajuste hormonal en el que, el que más y el que menos, se vuelve rematadamente idiota. Esto es lo único que aprendemos de ella, y luego, durante el resto de nuestras vidas, bebemos de esa fuente para volvernos completamente idiotas en cada nuevo amor hasta que un buen día nos sobreviene la muerte... y su pubertad debió estar plaga de esos amores eternos de unos días o semanas, y además de su primer amor... ¿qué habrá sido del primer amor de Lola?

No hay comentarios: