viernes, 18 de febrero de 2011

Un año despues...

Después de todo lo que se había esforzado por ser recordado, habría reido ante la ironía. Ninguno de sus cuentos sería recordado, nadie leería sus poemas, nadie atendería a sus ensayos... Lo que le haría pasar a la historia serían sus últimas palabras:

"Esto me da mala espina"




...pero en fin, era de esperar; él tenía alma de gato: lo mató la curiosidad.

1 comentario:

teologiadeS dijo...

Hasta los más vagos, o menos talentosos tienen su reconocimiento.

Un saludo.