Después de todo lo que se había esforzado por ser recordado, habría reido ante la ironía. Ninguno de sus cuentos sería recordado, nadie leería sus poemas, nadie atendería a sus ensayos... Lo que le haría pasar a la historia serían sus últimas palabras:
"Esto me da mala espina"
...pero en fin, era de esperar; él tenía alma de gato: lo mató la curiosidad.
1 comentario:
Hasta los más vagos, o menos talentosos tienen su reconocimiento.
Un saludo.
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