viernes, 19 de octubre de 2012

El tempo y la melodía

Este es uno de tantos relatos que empieza con un "Aquella tarde" y que acaba con alguna especie de estúpida reflexión, una de esas especies de moralejas forzadas más de la cuenta que resultan todo menos naturales y a nadie convencen pues, al fin y al cabo, no es más que uno de tantos relatos que empieza y acaba como todos los demás.
Aquella tarde de Octubre en la que el Sol hacía horas había dejado de calentar volví a escuchar aquella canción. Sonaba distinta, con la misma voz y las mismas notas, pero no era la misma, era ya otra, otra que no hacía vibrar nada más allá del aire en que se transmitía, no era ya aquella canción que un día triste escuché entre llantos confusos de tristeza y felicidad mal entendidos.
Ese tiempo ya pasó, y ahora me vienes a decir que la canción es la misma, que el tiempo no ha pasado en ella sino en mi, y miro atrás y lo veo todo tan cerca y tan lejos, veo aquel día y el día anterior, e incluso veo aquel día más lejano aún en que no sabía frenar... y no entiendo que quieres decir, ¿qué es eso del tiempo? ¿Qué tiene que ver conmigo?
Vuelvo a escuchar la canción -quizás no estaba atento la primera vez- y vuelve a sonar igual, llena de notas pero vacía de todo lo demás y pienso en un extraño día bajo la lluvia hace ya cerca de un año en que eso me ocurrió una vez, cuando dejé de sentir a Sabina al cantar sus tardes de vino y rosas, y pienso que quizás tengas razón, que quizás no sean el tiempo ni la canción, sino el simple caminar ese camino que no se a donde lleva.
En fin, siempre me quedará aquella otra que ya no recuerdo.

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