martes, 30 de octubre de 2012

La nieve desde otro punto de vista

Es curioso, la nieve no es más que agua, y al mismo tiempo, en nada se parece a esta.

Las diferencias entre el copo de nieve y la gota de agua están marcadas por el contexto en que nacieron. A primera vista puede parecer que son totalmente distintas, su color, su textura, todo hace pensar en que nada tienen en común. Si se observa su vida, al contrario, ambas nacen en el mismo sitio, y al suelo van a morir, pero ay, mira a ese copo míralo vivir, agua nace y agua muere, pero mira como vive, ¡qué forma de vivir!

El copo de nieve es una gota iluminada, es paz interior, es una gota camino al Nirvana. Mira a la gota, mírala nacer, mira cómo se precipita contra el suelo a toda velocidad como si de un suicida se tratara, viviendo en un apresurado querer acabarse, en un querer dejar de ser gota para ser charco.

Pero mira al copo caer, mira cómo se deleita en la caída, míralo mecido por el viento, ahora arriba, ahora abajo, ahora se detiene a contemplar y luego cae, claro que cae, todos caen, pero que manera de caer, cómo disfruta de su lento caer. Y al llegar al suelo, se reúne nuevamente con aquella gota apresurada, y la mira satisfecho, y satisfecho se funde, lentamente también, pensando ya en evaporarse algún día

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