domingo, 30 de diciembre de 2012

Nada cambia, todo permanece

Volví a volver una vez más, y cómo siempre, nada había cambiado... salvo quizás yo, salvo quizás ella.
Vuelvo a verte, olerte, abrazarte y sentirte; eres aún la misma, pero todo ha cambiado.

Es difícil volver. Quizás el sentimiento de nostalgia que me invade pueda compensar el dolor que el reencuentro supone, ese dormir, no con un desconocido, sino con alguien que ya no conoces.
Podría mentirme, decir que aún te conozco, pero no es cierto, no te conozco: te conocí.

Pese a ello, todo en ti parece igual: tu voz, tu olor, tu color, tu tacto... ¿seré yo el que ha cambiado?

Vuelvo la vista atrás una última vez antes de partir, adiós querida adiós, adiós y hasta la próxima, volveremos a vernos quizás, y tú aún serás la misma, pero todo habrá cambiado, adiós Córdoba, adiós.